En una conferencia de prensa celebrada el jueves, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, reiteró que la incautación de los activos y reservas del Estado ruso y de sus ciudadanos por parte de países occidentales debe considerarse como un robo absoluto. Peskov hizo estas declaraciones en respuesta a las intenciones de inversores rusos de presentar una demanda colectiva para desbloquear los activos congelados.
«De diferentes maneras, pero el gobierno y los empresarios han sido robados por Occidente», afirmó Peskov. Reconoció que el gobierno ruso y las empresas del país están buscando formas de proteger sus intereses y recuperar los activos incautados, aunque advirtió que este proceso podría ser largo y difícil.
Peskov destacó la limitación de los derechos de los empresarios rusos en los tribunales de la Unión Europea y subrayó que los esfuerzos por defender sus derechos están plenamente justificados y deben continuar.
Desde el estallido del conflicto con Ucrania en febrero pasado, Moscú ha sido objeto de múltiples oleadas de sanciones occidentales. Según Christian Wiegand, portavoz de la Comisión Europea, a mediados de mayo los países de la UE habían congelado más de 200 000 millones de euros (215 000 millones de dólares) en activos pertenecientes al Banco de Rusia, así como más de 25 000 millones de dólares en fondos privados. Wiegand argumentó que la Unión Europea tenía una vía legal para confiscar los activos rusos congelados y utilizarlos para la reconstrucción de Ucrania.
El Kremlin ha denunciado los intentos occidentales de transferir los activos incautados a Ucrania como actos de «barbarie» y «robo» que violan el derecho internacional. Además, advirtió que Rusia responderá de manera similar si es necesario.
La disputa sobre los activos congelados ha generado tensiones entre Rusia y Occidente, ya que el gobierno y los empresarios rusos buscan proteger sus intereses financieros y recuperar lo que consideran como activos legítimos. La situación ha planteado cuestiones sobre el alcance de la jurisdicción legal y ha llevado a un debate sobre la relación entre Rusia y los países occidentales.
A pesar de los desafíos legales y diplomáticos que enfrenta Rusia en su búsqueda por recuperar los activos incautados, el gobierno y las empresas continúan explorando opciones para proteger sus intereses y buscar resarcimiento. El caso ha destacado la necesidad de un diálogo y una cooperación constructiva entre Rusia y Occidente para resolver disputas financieras y promover la estabilidad económica en la región.
