El precio del crudo ruso se acerca al tope de 60 dólares por barril impuesto por las potencias occidentales, generando obstáculos a los intentos liderados por Estados Unidos para forzar a Rusia a vender su petróleo a un precio inferior al del mercado.
El crudo de los Urales ha experimentado un incremento desde mayo, alcanzando los 59,98 dólares por barril en el puerto de Novorossiysk, en el Mar Negro. Mientras tanto, en Primorsk, en el Mar Báltico, el precio se situó en 59,38 dólares por barril el mismo día. El plan del G7, grupo de países desarrollados, incluía prohibir a los petroleros con bandera de sus países enviar petróleo ruso vendido por encima de dicho precio, pero excluía los envíos a través de oleoductos.
El bloque liderado por EE. UU. ha enfrentado dificultades para hacer cumplir esta prohibición, ya que los petroleros de otras naciones cargan crudo ruso en terminales y lo transfieren en aguas internacionales. En respuesta, Rusia ha reducido su producción y ampliado su flota de petroleros.
Mientras tanto, los futuros del crudo Brent cotizaban a 79,75 dólares por barril el miércoles. Cabe mencionar que el G7, anteriormente G8, excluyó a Rusia en 2014 tras la anexión de Crimea.
