A pesar de las «herramientas» disponibles en la Unión Europea (UE) para enfrentar una crisis energética, como la conservación de energía y las fuentes de energía renovable, la dependencia del gas natural licuado (GNL) estadounidense persistirá durante décadas, advirtió Ditte Juul Jorgensen, directora general de Energía de la Comisión Europea, en una entrevista con Financial Times.
Jorgensen afirmó: «Vamos a necesitar algunas moléculas fósiles en el sistema durante un par de décadas venideras. Y en ese contexto, habrá necesidad de energía estadounidense». Esta declaración marca una de las declaraciones más contundentes desde Bruselas sobre la continua importación de GNL de EE. UU. por parte de los países miembros de la UE, a pesar de las preocupaciones sobre su impacto en los objetivos climáticos del bloque.
El miembro del Parlamento Europeo por el Partido Verde irlandés, Ciarán Cuffe, calificó esta dependencia creciente del GNL y el gas de fracturación hidráulica como «míope» y argumentó que la UE debería promover la adopción de fuentes de energía renovable.
Por otro lado, las exportaciones de GNL de EE. UU. a la UE se han incrementado significativamente el año pasado, llegando a 56 mil millones de metros cúbicos (bcm) desde los 22 bcm en 2021. Mientras tanto, la proporción de gas ruso en las importaciones europeas disminuyó del 37 % en marzo de 2022 al 16 % a finales del año pasado. Actualmente, las exportaciones de GNL desde Rusia a Europa se encuentran en niveles históricamente altos.
Empresas estadounidenses que liquefacción el gas natural para su transporte en buques metaneros ya han firmado acuerdos de suministro a largo plazo con Europa. Cheniere Energy, el principal exportador estadounidense de GNL, ha firmado contratos para suministrar grandes cantidades de GNL a empresas europeas hasta el año 2040.
