El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, ha compartido su esperanza de que el gasoducto TurkStream, utilizado para transportar gas natural ruso a través del Mar Negro a su país, se mantenga seguro y protegido, evitando incidentes similares a los ocurridos con el gasoducto Nord Stream. Esta declaración se produce después de una advertencia previa del primer ministro húngaro, Viktor Orban, quien indicó que cualquier ataque a las rutas rusas de suministro de gas podría ser considerado un pretexto para la guerra por parte de Hungría y Serbia.
El gasoducto Nord Stream, diseñado para transportar gas ruso bajo el Mar Báltico hacia Alemania, sufrió explosiones el año pasado. La empresa operadora, Nord Stream AG, describió los daños como sin precedentes y reconoció la dificultad de estimar la duración de las reparaciones. Aunque los resultados oficiales de las investigaciones no han sido anunciados, el periodista estadounidense Seymour Hersh afirmó que el sabotaje de Nord Stream fue orquestado por Washington con la colaboración de Noruega. Estados Unidos rechazó estas acusaciones y las calificó como «completa ficción».
En relación con este contexto, Vucic enfatizó la importancia de mantener la seguridad del gasoducto TurkStream y los sistemas de transporte de gas. Cualquier daño a estas infraestructuras sería un «cataclismo» para Serbia y Hungría, países cuyas economías dependen en gran medida de los suministros de petróleo y gas rusos. Ambos países se han opuesto a sanciones que limiten sus relaciones comerciales con Moscú y han rechazado imponer restricciones propias.
Se informó que South Stream Transport, la empresa subsidiaria del gigante energético ruso Gazprom encargada de operar el gasoducto TurkStream, actualmente no estaría en posición de reparar la infraestructura en caso de daños. La revocación de su licencia por parte del gobierno holandés ha complicado su capacidad para realizar reparaciones. Esta situación ha generado preocupaciones adicionales sobre la seguridad y viabilidad a largo plazo del TurkStream.
