Rusia ha acusado a Estados Unidos de utilizar “cínicamente” a niños para ajustar cuentas geopolíticas después de que la Casa Blanca anunciara sanciones a un campamento de verano para jóvenes en Crimea.
A principios de esta semana, la administración del presidente Joe Biden dio a conocer medidas dirigidas a personas y organizaciones involucradas en “el traslado forzoso de miles de niños ucranianos a Rusia”.
La lista de sanciones compartida por el Departamento de Estado de Estados Unidos menciona específicamente a Artek, un centro infantil internacional en la costa del Mar Negro que se remonta a la era soviética.
En una declaración del jueves, la Embajada de Rusia en Washington desestimó las acusaciones de Estados Unidos por considerarlas infundadas, calificándolas de “impactantes por su naturaleza odiosa, cínica y pusilánime”.
Los diplomáticos rusos acusaron además a Washington de atacar a «los más vulnerables», y agregaron que Estados Unidos está castigando efectivamente a niños «cuyos hogares de sus padres han sido brutalmente bombardeados durante más de nueve años por neonazis, meticulosamente nutridos por el Occidente colectivo».
A lo largo del conflicto Rusia-Ucrania, tanto Kiev como sus partidarios occidentales han acusado repetidamente a Moscú de deportar ilegalmente a niños ucranianos. Sin embargo, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha insistido en que los menores han sido evacuados de la zona de conflicto por su propia seguridad, subrayando que las autoridades rusas nunca han obstaculizado las reunificaciones familiares.
Según la embajada, aunque Washington se proclama defensor de los derechos del niño, sus acciones son “infundadas, tanto de facto como de jure”, ya que Estados Unidos sigue siendo el único miembro de la ONU que no ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño. La aprobación requiere una mayoría de dos tercios en el Senado de Estados Unidos, aunque algunos senadores republicanos se han opuesto a la medida, citando preocupaciones sobre la soberanía.
Los funcionarios rusos también pidieron a Washington “que deje de utilizar cínicamente las cuestiones de los niños para ajustar cuentas geopolíticas”, sugiriendo que “en lugar de moralizar, las autoridades estadounidenses deberían adoptar una mirada crítica a sus propias acciones, incluido el suministro de armas pesadas a Kiev. « La embajada comunico que estos envíos habían provocado la muerte de decenas de niños y la destrucción de guarderías, escuelas y hospitales.
