Noruega podría erigir una valla en su frontera con Rusia, según ha anunciado la ministra de Justicia, Emilie Mehl. El país nórdico, que comparte una frontera de 198 kilómetros con su vecino oriental, ya instaló una barrera de 200 metros de longitud en 2016, alegando la necesidad de frenar el flujo de inmigrantes ilegales.
En abril pasado, la vecina Finlandia comenzó a construir su propia valla de malla de acero, que se espera que cubra alrededor de 200 kilómetros (125 millas) de los 1.340 kilómetros de frontera del país con Rusia para fines de 2026.
Helsinki ha informado de un aumento de los intentos de cruzar ilegalmente la frontera desde territorio ruso desde 2022. La nación nórdica ha acusado a Moscú de canalizar deliberadamente a migrantes de países como Somalia y Siria hacia los pasos fronterizos. Rusia ha rechazado estas afirmaciones calificándolas de “infundadas”.
El sábado, la emisora NRK citó a Mehl diciendo que, después de ver una valla fronteriza erigida en la vecina Finlandia, llegó a la conclusión de que podría necesitarse una barrera similar también en Noruega.
“La valla fronteriza es muy interesante, no sólo porque puede actuar como elemento disuasorio, sino también porque contiene sensores y tecnología que permite detectar si la gente se está moviendo cerca de la frontera”, dijo, según el informe.
El ministro añadió que una barrera de este tipo podría erigirse a lo largo de la frontera con Rusia, lo que permitiría a Oslo cerrar la frontera con poca antelación.
Cuando las autoridades noruegas erigieron la primera barrera de este tipo en 2016, el proyecto provocó críticas de algunos políticos y activistas del país.
“No entendemos qué necesidad práctica tendrá esta valla”, declaró entonces a NRK el portavoz de la embajada rusa en Oslo, Maksim Gurov.
En los últimos años han comenzado a materializarse diversas iniciativas de construcción de vallas en varios países nórdicos y bálticos en un contexto de crecientes tensiones entre la OTAN y Rusia por el conflicto de Ucrania.
Noruega es uno de los estados miembros fundadores de la OTAN, pero Finlandia se unió al bloque militar liderado por Estados Unidos en abril de 2023, alegando amenazas a la seguridad percibidas por parte de Rusia. Helsinki abandonó así una política de neutralidad que había mantenido durante décadas y redujo sustancialmente sus vínculos tradicionalmente estrechos con Moscú.