La economía de guerra rusa ha aguantado muy bien todas las sanciones internacionales aunque ahora se enfrenta un panorama muy oscuro a medida que el PIB y la inflación muestran signos preocupantes, acercándose peligrosamente a lo que se conoce como estanflación. Una situación en la que la actividad económica se desacelera mientras la inflación sigue en aumento, una combinación difícil de manejar para cualquier gobierno. Según el Banco Central de Rusia, la demanda interna está comenzando a enfriarse, pero las presiones inflacionarias no ceden, lo que agrava aún más la situación económica.
La estanflación es un escenario temido por los responsables de la política económica, ya que es mucho más complejo de resolver que una recesión convencional. En una recesión, las autoridades monetarias suelen bajar los tipos de interés para estimular la actividad económica, pero si la inflación sigue subiendo, esta herramienta se vuelve ineficaz. En Rusia, el Banco Central ha tenido que aumentar las tasas de interés hasta el 19% este mes, en un intento de frenar la inflación que, hasta el momento, no ha dado resultados satisfactorios.
Uno de los factores que está contribuyendo a este escenario es el elevado gasto en defensa, impulsado por el conflicto en Ucrania, el cual se espera que continúe en niveles históricos hasta 2025. Además, la escasez de mano de obra en Rusia es otro de los grandes problemas que está afectando a la economía. Se calcula que el país tiene un déficit de casi 5 millones de trabajadores, lo que ha llevado a las empresas a incrementar los salarios para atraer personal, lo que a su vez ejerce presión sobre los precios.
Otro factor que complica la situación es la reducción en la producción de petróleo acordada por la OPEC+, lo que también ha afectado el crecimiento económico de Rusia. El Banco Central proyecta una desaceleración pronunciada del PIB para el próximo año, a medida que las sanciones internacionales, las limitaciones en la producción y la escasez de trabajadores empiezan a hacer mella en la economía rusa.
Aunque el Banco de Rusia no ha mencionado específicamente la estanflación, los indicadores actuales la convierten en una preocupación genuina. Según el Banco, si la demanda interna sigue enfriándose, la inflación podría moderarse, pero el riesgo de un estancamiento prolongado en el crecimiento económico es alto.
Este escenario recuerda lo ocurrido en los años 70 en Estados Unidos, cuando la estanflación obligó a la Reserva Federal a inducir una recesión profunda para controlar la inflación. Si Rusia sigue este camino, podría enfrentarse a una crisis económica aún mayor, con consecuencias de largo plazo para su población y su economía.