La entrega de agua a Estados Unidos, en cumplimiento del Tratado de 1944, enfrenta nuevos desafíos debido a la sequía extrema que afecta al norte de México. Regiones como Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas atraviesan un periodo crítico de estrés hídrico, con presas que apenas alcanzan entre 9% y 13% de su capacidad, según especialistas.
Alfonso Cortés Lara, experto en gestión del agua e investigador del Colegio de la Frontera Norte, advirtió que el bajo nivel de almacenamiento en presas como La Boquilla y otras cuencas del río Conchos, San Rodrigo y San Miguel —de donde proviene el volumen destinado a Estados Unidos— podría generar conflictos tanto urbanos como agrícolas.
«Estamos en un periodo de estrés. Las presas están en mínimos históricos, y esto afecta no solo el consumo urbano, sino también la actividad productiva», señaló Cortés Lara en entrevista.
El tratado y sus límites
El Tratado de 1944 establece que México debe entregar un volumen específico de agua en ciclos de cinco años. Si hay incumplimientos, el acuerdo permite compensar el déficit durante el siguiente quinquenio, como ya ocurrió en los periodos 2002-2003 y en 2020.
“Tenemos experiencia en llegar a la línea crítica y cubrir la deuda”, reconoció Cortés Lara, aunque enfatizó que esta situación pone presión tanto al gobierno federal como a las comunidades afectadas.
Impacto económico y social
La reducción en el volumen de agua disponible para riego impacta directamente en la superficie cultivable y en la oferta de productos agrícolas. En estados como Tamaulipas, donde se siembran sorgo, maíz y trigo, esto podría derivar en escasez, aumentos de precios y mayor dependencia de importaciones.
María del Carmen Carmona, académica de la UNAM, subrayó que la rigidez del tratado complica la respuesta ante emergencias, ya que solo permite extraer agua de determinadas presas internacionales, excluyendo embalses federales como La Boquilla.
“No hay flexibilidad en tomar agua de otras fuentes”, explicó. “Esto fue evidente en 2020, cuando la decisión de desviar agua provocó disturbios violentos en Chihuahua por parte de productores agrícolas”.
Además, la falta de inversión en infraestructura para almacenar y distribuir el agua agrava la situación. “Incluso el agua que recibimos de Estados Unidos se pierde por falta de capacidad técnica para administrarla eficientemente”, advirtió Carmona.
El cumplimiento del tratado, la sostenibilidad agrícola y el bienestar de miles de campesinos están en juego. En este contexto, voces expertas coinciden en que será necesario revisar los términos del acuerdo o, al menos, generar alternativas internas de gestión hídrica para enfrentar la nueva realidad climática del país.