Reyes Rodríguez Mondragón aceptó renunciar a la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para intentar poner fin a un nuevo episodio de enfrentamientos en la sala superior de esta máxima instancia.
En un día de versiones encontradas, el magistrado informó casi a las 11 de la noche, desde su cuenta de X, que dejará el cargo el 31 de diciembre.
Tomo esta decisión de manera consciente y reflexiva, privilegiando mi compromiso con la institución y con la estabilidad política que demanda el actual proceso electoral, expuso en una carta.
Esta es la tercera crisis del TEPJF en un lustro, pues también en medio de graves acusaciones renunciaron los titulares en 2019 y 2021. Ahora, el agravante es que en poco menos de seis meses será la elección más grande de la historia del país y no hay claridad del futuro del TEPJF, instancia que tiene entre sus funciones validar la elección a la Presidencia de la República.
Choque
El lunes 4 de diciembre, los magistrados Felipe de la Mata, Felipe Fuentes y Mónica Soto no asistieron al informe de Reyes Rodríguez, desaire rubricado con una foto de los tres en un restaurante a la hora de la ceremonia.
Vinieron entonces otros jaloneos, pues es el presidente del TEPJF quien legalmente debe convocar a sesión; unos y otros sabían que la escena sería ruda, pues los disidentes le pedirían la renuncia en público.
Primero en redes sociales y luego desde el salón de plenos el 7 de diciembre, los magistrados dijeron que ya no confiaban en él y, más aún, lo acusaron de haber metido despachos privados al tribunal.
Tras un receso de 15 minutos, ni Rodríguez ni Janine Otálora regresaron, con lo que se rompió el quorum y quedó inconclusa la sesión.
Reyes Rodríguez ha mostrado debilidad en el manejo de esta institución, que es de vital importancia para la estabilidad democrática del país. Sus decisiones carecen de confiabilidad, ya que en sus funciones se ha sometido a intereses ajenos al tribunal, afirmaron.
Pese a la acusación, aquel pidió tiempo para responder ayer. Incluso los cuatro magistrados aparecieron en un evento y se tomaron la foto sonrientes; luego hicieron declaraciones conciliadoras que suponían una negociación.
Ninguno de nosotros somos enemigos ni adversarios, trabajamos juntos en un pleno, llevamos juntos trabajando siete años y es como una primaria y un año de secundaria. Y recuerden ustedes seguramente tuvieron compañeros en ese tiempo, había días buenos, días mejores, días malos, pero sin duda estamos unidos. Tenemos una divergencia que no es lo mismo (a ruptura); este tribunal es fuerte, este tribunal hará su trabajo y lo está haciendo, expresó De la Mata.
Por su parte, Soto admitió ante la prensa que se reunió en días pasados, en un restaurante, con el diputado Sergio Gutiérrez Luna, representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral.
Aseguró que la han buscado integrantes de otras fuerzas políticas para saber si el asunto en el tribunal afectará a sus partidos y sus procesos internos. A su vez, Fuentes acotó que hay unidad en lo esencial.
Sin embargo, la tregua duró poco; los opositores no quitaron el dedo del renglón, pero Reyes no quería ceder, se resistía; su última carta fue pedir que esperaran a Janine Otálora, su única aliada, quien salió de México, en comisión, y estará de vuelta el 18 de diciembre.
Aquellos reviraron que podían sesionar de inmediato, por Zoom, y le dieron un ultimátum para convocar a sesión a las siete de la noche.
Finalmente, tras un encuentro privado, Reyes Rodríguez aceptó renunciar y aseguró que entrega una institución más confiable.
En su carta, el tema de la administración fue medular, en correspondencia a las acusaciones recibidas, por lo que aseveró que siempre ha actuado con honestidad.
Toda la administración durante mi gestión puede ser revisada y auditada en cualquier momento.
Añadió que encargarse de la Comisión de Administración y del pleno ha sido una tarea compleja y ya no es posible construir consensos al respecto. Las tensiones son naturales, sin embargo, es mi obligación procurar el funcionamiento organizacional y superar cualquier obstáculo a la gobernabilidad institucional.
México –agregó– merece un tribunal que continué fuerte, para lo cual debe mantenerse alejado del ruido de la especulación.