A menos de dos semanas de la elección judicial, las principales casas encuestadoras del país coinciden: Yasmín Esquivel Mossa es la candidata con mayor intención de voto para ocupar un lugar en la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Más allá de los números, el ascenso de Esquivel en las encuestas refleja una campaña firme, cercana y sin errores, en la que ha combinado su experiencia como ministra con una estrategia de territorio clara: es la candidata que más ha recorrido el país, con presencia en más de 20 entidades federativas en menos de 60 días. Esta gira nacional no solo le ha permitido recoger las voces del pueblo, sino también comunicar con claridad su visión de una justicia verdaderamente transformadora.
Durante este proceso, Esquivel ha sostenido posicionamientos clave en el Pleno de la Corte, defendiendo causas como el reconocimiento de licencias de paternidad igualitarias, la protección de los animales desde el marco constitucional, y la garantía del derecho al acceso efectivo a la justicia para las personas más vulnerables.
Además, ha logrado mantener una imagen sólida y sin controversias, enfocándose en propuestas y evitando confrontaciones innecesarias, lo que ha reforzado su perfil como una candidata capaz, moderada y confiable.
Analistas coinciden en que Yasmín Esquivel ha sido quien mejor entendió el sentido de esta elección inédita: no se trata solo de ocupar un cargo, sino de construir un nuevo pacto de confianza entre el Poder Judicial y la ciudadanía. Su capacidad para generar interlocución con sectores diversos —académicos, sindicales, comunitarios y empresariales— demuestra que cuenta con el liderazgo necesario para encabezar una Corte de puertas abiertas y justicia igualitaria.
Su candidatura se ha convertido en el símbolo de una nueva etapa para la justicia mexicana: sin privilegios, sin corrupción y al servicio del pueblo.