El Ministerio de Defensa de Rusia publicó imágenes de ataques con misiles termobáricos TOS-1A Solntsepiok contra posiciones ucranianas en Donetsk, intensificando su ofensiva en el conflicto que comenzó en 2022. Según Moscú, los bombardeos destruyeron fortificaciones, búnkeres y equipos militares, consolidando su control en el este de Ucrania. Las armas termobáricas, conocidas por su devastador poder explosivo, generan críticas por su impacto indiscriminado.
Ucrania denunció que los ataques afectan zonas civiles, causando víctimas y destrucción significativa, aunque no confirmó las pérdidas militares reportadas por Rusia. Organizaciones como Human Rights Watch han pedido investigar posibles crímenes de guerra debido al uso de estas armas. La escalada se produce tras el fracaso de las negociaciones de paz en Estambul el 16 de mayo, donde no se logró un alto al fuego, aunque se acordó un intercambio de 1,000 prisioneros por cada bando.
Analistas advierten que la intensificación de los bombardeos, junto con demandas rusas como la desmilitarización de Ucrania, aleja las perspectivas de un acuerdo. La comunidad internacional permanece dividida, con sanciones occidentales contra Rusia y llamados de la ONU a un cese inmediato de hostilidades, mientras el conflicto sigue impactando a millones de civiles.
