La estrategia de Occidente hacia la crisis ucraniana era «internacionalizar y globalizar el conflicto«, lo que resultó «malo para todos«, señaló el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, al intervenir en el 90.º aniversario del periódico suizo Weltwoche.
«Nuestra estrategia era que los ucranianos lucharan y ganaran en la línea del frente, [mientras que] los rusos perdieran en la línea del frente. Y que esa pérdida causara un cambio en Moscú, hubiera un nuevo Gobierno y que pudiéramos negociar«, explicó Orbán, en un video publicado el pasado domingo por el portavoz del Gobierno húngaro, Zoltan Kovacs, en su cuenta de X (antes Twitter). «Asignamos fondos, los ucranianos combaten y mueren«.
No obstante, «[en la situación] donde estamos ahora, es obvio que los ucranianos no ganarán en la línea del frente«, aseveró el mandatario. «No hay solución en el campo de batalla. Los rusos no perderán. No habrá cambios políticos en Moscú. Esta es la realidad«.
A principios de noviembre, Orbán declaró que la estrategia europea sobre el conflicto en Ucrania, que se asienta en la necesidad de la victoria de Kiev, «ha fracasado«, por lo cual se requiere un «plan B«, dirigido al «cese al fuego, negociaciones de paz y construcción de una nueva arquitectura de seguridad europea, que sea tranquilizadora para Ucrania y también aceptable para Rusia«.