El sábado, cientos de miles de israelíes se movilizaron en varias ciudades del país para protestar contra las reformas judiciales del gobierno. Los organizadores de las manifestaciones anunciaron una ‘Semana de parálisis’ para resistir lo que describen como un «intento de convertir a Israel en una dictadura».
Según los organizadores, aproximadamente 630.000 personas asistieron a las manifestaciones, siendo Tel Aviv el lugar principal con alrededor de 200.000 manifestantes, según los medios locales.
Durante las manifestaciones multitudinarias en Israel, también se registraron enfrentamientos con la policía, que empleó cañones de agua para dispersar a un grupo que bloqueaba la autopista Ayalon en Tel Aviv y detuvo a 28 personas. Según un colectivo de abogados que proporciona ayuda legal a los manifestantes, en total, 44 activistas fueron arrestados.
En medio de estas protestas masivas, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, advirtió que el tema de la reforma judicial se ha vuelto cada vez más polarizante y está afectando a las instituciones militares y de defensa. Gallant destacó que esta división es un peligro real e inmediato para la seguridad de Israel y urgió al gobierno a entablar conversaciones con la oposición.
Durante meses, Israel ha sido sacudido por una ola de protestas en respuesta a los planes del gobierno de Netanyahu para limitar el poder de la Corte Suprema en relación con las ramas legislativa y ejecutiva, mientras que también le otorga a la coalición gobernante una mayoría en el comité que nombra a los jueces.
Sin embargo, el lunes la coalición recortó su propuesta después de una llamada con el presidente de EE. UU., Joe Biden, quien ofreció su apoyo para alcanzar un compromiso sobre las reformas judiciales propuestas, que sean consistentes con los principios básicos de las sociedades democráticas, incluyendo los controles y equilibrios.