Grupos humanitarios describieron como “una pesadilla” la situación alimentaria en Gaza, donde más de 1.8 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria aguda, según un informe de la ONU. La combinación de restricciones en la entrada de ayuda, bombardeos continuos y el colapso de la infraestructura local ha dejado a la población al borde de la hambruna.
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras y el Programa Mundial de Alimentos reportan que el 85% de los habitantes de Gaza dependen de asistencia para sobrevivir, pero las entregas de alimentos son insuficientes debido a bloqueos en los pasos fronterizos. En Rafah, donde se concentran miles de desplazados, los mercados están desabastecidos y los precios de productos básicos han subido un 300%.
La ONU advirtió que al menos 400,000 niños menores de cinco años están en riesgo de desnutrición severa. Los hospitales, al límite de su capacidad, carecen de insumos para tratar casos de inanición. Las organizaciones exigen un alto el fuego inmediato y la apertura de corredores humanitarios para garantizar la entrega de alimentos y medicinas. Mientras tanto, la comunidad internacional presiona por negociaciones que detengan el conflicto, pero las perspectivas de una solución a corto plazo permanecen inciertas.