En una entrevista el miércoles, el comisionado de política exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, declaró que el ingreso de Ucrania a la OTAN está lejos de ser un acuerdo cerrado. Sus declaraciones surgieron como respuesta a los comentarios del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien afirmó que todos los miembros de la alianza militar liderada por Estados Unidos habían acordado la eventual adhesión de Kiev, aunque sin especificar cuándo se concretaría.
Borrell dejó claro que la decisión no depende del secretario general de la OTAN, sino de los países miembros del bloque. Según el comisionado de la UE, Ucrania ha expresado su deseo de unirse a la OTAN durante mucho tiempo, pero se le ha informado que esa posibilidad no está siendo considerada en la actualidad. Además, Borrell afirmó que nunca ha habido misiles de la OTAN en territorio ucraniano.
En una entrevista publicada el martes en The Washington Post, Stoltenberg afirmó que todos los miembros de la OTAN están de acuerdo en que Ucrania se convertirá en miembro en algún momento, pero no pudo proporcionar un calendario preciso al respecto. Stoltenberg agregó que la discusión sobre la membresía de Ucrania dependerá de cómo se desarrollen los acontecimientos en el conflicto con Rusia. Insistió en que la OTAN debe seguir apoyando a Ucrania, aunque aclaró que la alianza no forma parte directa de las hostilidades.
Borrell respaldó estas declaraciones al afirmar que si Occidente deja de proporcionar ayuda militar a Ucrania, el país se rendiría en pocos días. Aunque esto pondría fin a la guerra, según Borrell, no sería de la manera deseada por la UE y Estados Unidos.
El gobierno ucraniano rechazó rápidamente las afirmaciones de Borrell. El asistente del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, Mikhail Podoliak, tuiteó que el conflicto no terminaría, sino que se extendería a «otros territorios». No se proporcionaron más detalles sobre si se trataba de una advertencia o una amenaza.
Desde el golpe respaldado por Estados Unidos en febrero de 2014, el nuevo gobierno de Ucrania abandonó la neutralidad tradicional del país y ha buscado unirse a la OTAN como parte de su política estratégica. A pesar de las llamadas de Moscú para que la OTAN detenga su expansión, el bloque liderado por Estados Unidos ha defendido su política de «puertas abiertas» como un principio fundamental sobre el cual no está dispuesto a ceder.