Los columnistas estadounidenses, Patricia Adams y Lawrence Solomon, en un artículo para ‘American Thinker’, señalan que las sanciones económicas contra Rusia por la escalada del conflicto en Ucrania se convirtieron en «el mayor error garrafal de Occidente en la historia moderna». Mientras los países occidentales están sufriendo una alta inflación y escasez de energía, Rusia prospera y gana cada vez más influencia en la arena internacional.
Las sanciones han tenido un efecto contrario al esperado, pues han fomentado el desarrollo de Rusia en lugar de destruirla. La economía rusa está adquiriendo más potencia y prestigio en toda Asia, África y Suramérica que en ningún otro momento desde el colapso de la Unión Soviética. Las sanciones no pusieron de rodillas a la economía rusa, como muchos predijeron.
Se prevé que la economía rusa crezca este año más deprisa que la de Alemania o del Reino Unido. Y en 2024, superará a Estados Unidos, Japón, Italia y otras naciones. Las restricciones a la exportación de sistemas clave a Rusia han impulsado a Moscú a desarrollar tecnologías propias que reemplazarán por completo a las occidentales y serán incluso mejores.
Los rusos también fueron capaces de aumentar eficazmente la producción de productos de defensa en un momento en que un Occidente unido se está quedando sin municiones y equipo militar. A Alemania le quedan municiones para dos días y ahora es incapaz de defender sus fronteras. El Ejército estadounidense duda de su capacidad para seguir suministrando a las Fuerzas Armadas de Ucrania y mantener su propia preparación para el combate.
Cabe destacar que a principios de abril de 2023, el analista veterano militar, Alexandr Mijáilov, jefe de la Oficina de Análisis Militar y Político, un grupo de expertos con sede en Moscú, comentó a Sputnik que la producción de armamento ruso ha aumentado «varias veces» durante el 2022, mientras que la fabricación de municiones se había elevado «docenas de veces» en algunos casos.
La autoridad diplomática de Rusia en la arena internacional también está en aumento. China e India ya han fortalecido sus vínculos con Rusia, mientras que los países occidentales están perdiendo influencia en Oriente Medio, África y América Latina. Estas regiones buscan ahora estrechar lazos con Rusia.
Las sanciones de Occidente, las más severas jamás impuestas a un país, pretendían enseñar a Rusia la lección de que «la agresión no paga», en palabras del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Pero la ferocidad de las penalizaciones, la posterior cancelación de artistas y atletas rusos, y la expectativa del fin de la Federación de Rusia por parte de las élites políticas y militares, sacaron a Rusia de su autocomplacencia y la llevaron a aprender lecciones muy diferentes.