Campesinos bloquearon carreteras y autopistas el 24 y 25 de noviembre exigiendo precios justos para el maíz. El Frente Nacional por el Rescate del Campo acusa al gobierno de proteger a grandes industriales como Minsa y Maseca, y reclama excluir el grano del T-MEC, aranceles a importaciones y un precio de referencia más alto.
Los bajos precios en la Bolsa de Chicago y el peso fuerte agravan la crisis en México, que importa la mayor parte del maíz amarillo que consume. Analistas del GCMA advierten que el país es “tomador de precios” y necesita políticas urgentes de certidumbre.Grupo Minsa, segundo productor nacional de harina y dirigido por Altagracia Gómez consejera de la presidenta Sheinbaum, rechazó cualquier responsabilidad.
En comunicado afirmó que compra solo el 1% del maíz que se consume en México y que “no define ni pretende establecer precios”, los cuales dependen de factores internacionales fuera de su control.El gobierno busca diálogo para desactivar las protestas, mientras la presidenta prometió apoyos temporales y una estrategia de largo plazo para proteger el maíz blanco nativo.
