Sergio Ley López, exembajador de México en China, advierte que cortar lazos comerciales con el gigante asiático debido a presiones de EE.UU. sería un error estratégico. Si bien la seguridad regional es clave, México no debe ceder ante amenazas arancelarias y perder acceso a un mercado que pronto será el más grande del mundo.
Diversificación en lugar de barreras
Ley López señala que, en lugar de restringir productos chinos, México debería diversificar su comercio con la región Asia-Pacífico e incentivar la inversión china en sectores clave, como la manufactura de insumos médicos y tecnológicos. China es un socio pragmático y, si percibe riesgos de perder mercado, podría estar dispuesta a establecer fábricas en México.
Presiones de EE.UU. y medidas recientes
El gobierno de Donald Trump ha impuesto aranceles del 25% al acero y aluminio a partir del 12 de marzo, acusando a China de utilizar a México para eludir sus restricciones. En respuesta, México ha tomado medidas contra el comercio chino, como investigaciones por dumping en productos como acero y sulfato de amonio, así como operativos contra mercancías ilegales. Aunque estas acciones no romperán la relación comercial, han generado tensiones con China.
México entre la espada y la pared
México importa de China bienes intermedios esenciales para su industria, los cuales se integran a productos más sofisticados que luego se exportan. Romper esta cadena de suministro afectaría gravemente la economía mexicana. Según Ley López, sustituir estas importaciones tomaría al menos 20 años. En cambio, sugiere atraer más inversión china para fortalecer la producción local sin depender de importaciones.
Falta de diversificación y comparación con Chile
México enfrenta este dilema debido a su alta dependencia de EE.UU., donde destina más del 80% de sus exportaciones. En contraste, Chile distribuye su comercio entre EE.UU., China y Europa, logrando una diversificación más equilibrada. Además, China cuenta con más de 400 millones de consumidores de clase media con alto poder adquisitivo, por lo que perder acceso a este mercado sería perjudicial.
Si bien la seguridad en Norteamérica es prioritaria, cerrar las puertas al comercio chino no es la solución. En lugar de imponer barreras, México debería fortalecer su relación con China, atraer inversión y diversificar su economía para no depender exclusivamente de EE.UU.