La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha advertido que los países miembros de la Unión Europea podrían enfrentarse a un déficit de gas en caso de un invierno frío y una mayor disminución de las entregas de gas por parte de Rusia. Según un informe publicado recientemente, aunque la UE está en camino de llenar sus sitios de almacenamiento de gas al 95% de su capacidad de trabajo, esto no garantiza la estabilidad ante posibles volatilidades del mercado invernal.
La AIE señala que si se produjera un invierno frío junto con una interrupción total del suministro de gas ruso a la UE a partir de octubre de este año, los precios podrían volverse nuevamente volátiles y se crearían tensiones en el mercado. En 2022, la disminución de las entregas de gas ruso a la UE en un 15%, equivalente a casi 80 mil millones de metros cúbicos, ejerció una «presión sin precedentes» en los mercados globales de gas, reconfigurando los flujos mundiales de GNL y aumentando los precios del gas natural a niveles históricos.
La AIE advierte que un invierno frío podría aumentar la demanda de gas natural en los sectores residencial y comercial de la UE en comparación con la temporada anterior, y destaca que no se puede descartar una nueva disminución en las entregas de gas por tubería desde Rusia debido a las incertidumbres geopolíticas. En caso de que los suministros de gas por tubería de Rusia se detuvieran por completo a partir de octubre de 2023, se produciría un déficit total de 10 mil millones de metros cúbicos, según la AIE.
La UE ha estado reduciendo su dependencia de las importaciones de energía rusa como parte de su política de sanciones relacionadas con Ucrania, lo que ha llevado a un aumento en las importaciones de GNL para compensar la pérdida de gas de los gasoductos rusos. Noruega se ha convertido en el principal proveedor de gas de la UE, aunque las importaciones de GNL desde Rusia alcanzaron un máximo de tres años en 2022, llegando a 19.2 mil millones de metros cúbicos, según el grupo de expertos Bruegel.
