Según datos revelados la semana pasada por la agencia de estadísticas Eurostat, la inflación subyacente en la eurozona se aceleró en junio. En los 20 países que comparten el euro, los precios al consumidor subyacentes, que excluyen los alimentos y la energía, aumentaron un 5,5 % interanual, superando la estimación preliminar del 5,4 % y una lectura del 5,3 % en mayo.
Economistas encuestados por Bloomberg han expresado que esperan que la inflación subyacente continúe en niveles persistentes durante el verano, lo que podría dominar el debate y llevar al Banco Central Europeo (BCE) a realizar un último aumento en septiembre, llevando la tasa terminal al 4%. La pequeña revisión al alza de la lectura central al 5,5% refleja esta tensión según mencionó Maeva Cousin, economista sénior de Bloomberg.
Aunque el crecimiento general de los precios al consumidor en la zona euro se ha reducido a la mitad desde su pico máximo del 10,6 % en octubre de 2022, los economistas anticipan que el BCE seguirá subiendo las tasas en respuesta a la inflación obstinadamente alta en junio.
El BCE, que tiene previsto reunirse para una revisión adicional de las tasas la próxima semana, ya elevó las tasas de interés a su nivel más alto en 22 años el 15 de junio pasado. El regulador movió la tasa de referencia en 25 puntos básicos al 4%, realizando su noveno aumento consecutivo.
La situación económica y el comportamiento de la inflación continúan siendo temas de atención y debate entre los expertos y autoridades económicas en la eurozona. Se espera que el BCE tome decisiones estratégicas para gestionar la economía en la próxima reunión y en adelante, considerando los desafíos y las perspectivas económicas en la región.