El jefe del banco central de Israel, Amir Yaron, ha señalado que a pesar de la sólida base fiscal con la que Tel Aviv inició la guerra contra Hamás, el conflicto ha resultado ser un «duro golpe» para la economía israelí y está resultando más costoso de lo estimado inicialmente. Según el funcionario, la guerra tendrá implicaciones fiscales y generará presiones presupuestarias, lo que llevará a un aumento en el ratio deuda/producto interior bruto (PIB).
Aunque la economía israelí se caracteriza por su fortaleza y estabilidad, Yaron indicó que la relación deuda/PIB podría aumentar más allá del 65% a finales de 2024, superando las estimaciones iniciales. También mencionó que se espera una reducción en el crecimiento del PIB de alrededor del 1% en 2023 y 2024.
El director del banco central explicó que estas estimaciones están condicionadas a la continuación del conflicto concentrado en la frontera sur y que se extienda hasta finales de 2023. Destacó que Israel entró en la guerra con una base fiscal fuerte, con un ratio deuda/PIB inferior al 60%.
La paralización de la actividad económica y el retraso de inversiones son evidentes en el país, agravando la situación. Las expectativas de crecimiento del PIB se han reducido, y la economía enfrenta una serie de desafíos, con una contracción del 11% interanual pronosticada para el trimestre actual. Los valores israelíes han experimentado fuertes caídas, y el consumo privado ha disminuido significativamente.
El impacto a largo plazo también se siente en el sector de alta tecnología, con casi la mitad de las 500 empresas encuestadas informando de cancelaciones o retrasos de acuerdos de inversión. Además, más del 70% de las empresas indicaron que se estaban posponiendo o desechando proyectos importantes.
La movilización de 300,000 reservistas, aproximadamente el 8% de la población activa, ha llevado a la congelación parcial de la economía, generando costos mensuales significativos para el Gobierno. La situación económica de Israel presenta desafíos considerables, y el país enfrenta la necesidad de gestionar cuidadosamente las implicaciones financieras de la guerra.