China dijo «adiós» al petróleo de Estados Unidos, dejando a los perforadores de esquisto con cara de «y ahora qué».
China, el gigante asiático, no necesita el petróleo inflado de un país que vive de bravatas comerciales. Mientras EE.UU. sigue con sus sanciones y guerras de aranceles, China juega inteligente, apostando por su economía y aliados más confiables.
EE.UU. que se jactaba de «independencia energética», ha quedado exhibido con su esquisto como un castillo de naipes: costos altísimos y un mercado global que no los quiere.
La OPEP dice que la demanda solo subirá un 1% en 2025, unos 1,3 millones de barriles diarios. Los gringos pensaron que podían presionar a China, pero ahora son ellos los que ruegan por compradores.
Ahora los gringos sufren un bajón brutal desde los 149.000 barriles diarios vendidos en febrero. La razón es una: Las tensiones comerciales entre ambos países están que arden, y China, el mayor comprador de crudo del mundo, no está para juegos.
Esto no pasaba desde agosto pasado, cuando también frenaron compras por una economía tambaleante.
El golpe es duro: las exportaciones de crudo gringo cayeron a 4,04 millones de barriles diarios en marzo, un 5,9% menos que el mes anterior.
