Los precios al productor en Estados Unidos registraron en julio de 2025 su mayor aumento anual en tres años, con un incremento del 2.8%, impulsado principalmente por el sector servicios, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). Este repunte, el más significativo desde 2022, refleja presiones inflacionarias que podrían impactar la economía global, incluyendo a México, principal socio comercial de EU.
El índice de precios al productor (PPI), que mide los costos de bienes y servicios antes de llegar al consumidor, mostró un alza del 0.6% mensual, superando las expectativas de analistas que anticipaban un 0.2%. El sector servicios, especialmente en transporte y logística, lideró el incremento con un 1.2%, mientras que los bienes energéticos también contribuyeron, con un alza del 0.8% debido a la recuperación de los precios del petróleo. En contraste, los bienes duraderos, como electrodomésticos, mostraron un crecimiento más moderado.
Este escenario plantea desafíos para México, cuya economía depende en un 80% de las exportaciones a EU. Un aumento en los costos de producción estadounidenses podría encarecer los insumos importados, afectando sectores como la manufactura y la automotriz, que representan el 35% del PIB mexicano, según el INEGI. Además, el fortalecimiento del dólar, que alcanzó su mayor nivel en seis meses frente al peso, eleva el costo de las importaciones mexicanas.
Analistas de Goldman Sachs advierten que la inflación en EU podría presionar a la Reserva Federal para mantener tasas de interés elevadas, lo que limitaría el crecimiento económico global. En México, el Banco de México enfrenta un dilema: un peso debilitado podría avivar la inflación interna, que se situó en 5.1% en julio, según el INEGI, mientras que tasas altas podrían frenar la inversión.
Pese a las tensiones, el nearshoring sigue siendo una oportunidad para México. Empresas estadounidenses han invertido 3 mil millones de dólares en 2025 en plantas manufactureras, según la Secretaría de Economía. Sin embargo, para capitalizar esta tendencia, México debe fortalecer su infraestructura y mitigar los riesgos derivados de la inflación global.




