Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía rusa ha mostrado una recuperación sostenida tras la imposición de amplias sanciones por parte de los gobiernos occidentales. Se señala un cambio de tendencia favorecido por la mejora en la facilitación del comercio, así como por el aumento sustancial del gasto militar a finales del año pasado y principios de este año, que impulsó la demanda agregada, el consumo y la inversión.
A pesar de este repunte, el FMI ha ajustado a la baja sus previsiones de crecimiento para 2024, reflejando preocupaciones sobre el carácter temporal y no sostenido del repunte, así como sobre la composición del gasto fiscal.
Por otro lado, el FMI ha advertido sobre la inflación y el estancamiento del crecimiento en la eurozona, que podrían amenazar la estabilidad financiera y la sostenibilidad de la deuda en la región. Los riesgos a la baja para el crecimiento predominan en el panorama, y se expresó preocupación por posibles sacudidas de los precios de las materias primas y una inflación subyacente persistente, lo que podría obligar a los bancos centrales a endurecer la política monetaria más de lo esperado, impactando el crecimiento económico.
El informe también destacó el riesgo potencial de ajustes salariales retroactivos y mercados laborales tensos, que podrían aumentar la inflación en ciertos países de la región. Además, se señaló la posibilidad de una inestabilidad financiera sistémica en la región debido a aumentos inesperados en las tasas de interés y una posible debilidad en el mercado inmobiliario.
A pesar de la recuperación económica en Rusia, persisten preocupaciones sobre la sostenibilidad y la estabilidad en el futuro, mientras que la eurozona enfrenta desafíos relacionados con la inflación y el estancamiento del crecimiento que requieren atención y medidas adecuadas.





