El socialista Pedro Sánchez Pérez-Castejón recibió ayer el beneplácito del Congreso de los Diputados para presidir el gobierno de España hasta 2027. En una tensa sesión, que duró dos días, la votación de investidura transcurrió sin sorpresas: 179 votos a favor y 171 en contra.
Tras ser proclamado de nuevo presidente del gobierno, Sánchez recibió una sonora ovación de su bancada, que se prolongó más de cinco minutos y después se despidió de cada uno de los 121 diputados socialistas con un abrazo.
El primero en acercarse a su escaño fue el líder del opositor Partido Popular (PP), el conservador Alberto Núñez Feijóo, quien le advirtió que había cometido un error al pactar con los nacionalistas.
Con esta relección, Sánchez, de 51 años, llevará las riendas de España cuatro años más, que con los cinco que ya lleva al frente, se convertirá en el segundo mandatario de la historia reciente de España con más tiempo en el poder, sólo superado por el también socialista Felipe González (1983-1995).
En la votación se confirmó lo previsto, después de una larga negociación que se inició al día siguiente de los comicios generales del pasado 23 de julio y que culminó luego de pactos con siete formaciones políticas, para sumar una mayoría de 179 diputados, que representan a su vez a más de 12 millones 600 mil votantes.
El nuevo bloque parlamentario de gobierno integra a partidos de diversas ideologías y tendencias: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con 121 diputados; la coalición de 15 partidos de izquierdas, Sumar, en la que también está Podemos, con 31 escaños; los dos partidos catalanes, cada uno con siete legisladores: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts per Catalunya (JxCat); los dos partidos independentistas vascos: EH-Bildu con seis diputados y el Partido Nacionalista Vasco (PNV) con cinco, el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) con uno y Coalición Canaria (CC) también con uno.
Las negociaciones más duras fueron las que el PSOE abordó con el independentismo catalán, sobre todo con la derecha nacionalista de JxCat, cuyo líder, el ex presidente catalán Carles Puigdemont, exiliado en Bruselas y con una orden de búsqueda y captura internacional que fue girada por el Tribunal Supremo, debido a su liderazgo en la declaración unilateral fallida de independencia de octubre de 2017.
Entre las principales exigencias del nacionalismo catalán destacan: la ley general de amnistía para todos los simpatizantes, militantes y líderes del separatismo con causas penales por su participación en actos relacionados con la lucha por la secesión desde 2012 a la fecha, que beneficiará a alrededor de mil 400 personas; abrir las negociaciones para que Cataluña tenga una autonomía fiscal absoluta y trabajar
para que se celebre un referendo de independencia vinculante en los próximos cuatro años.
Uno de los momentos más importantes del segundo día del debate fue el intercambio entre Sánchez y la vocera de EH-Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, quien le recordó que sus votos no eran un cheque en blanco
y le propuso trabajar para permitir un nuevo modelo plurinacional
, similar al que ya existe en Escocia y en Reino Unido.
Esta debe ser la legislatura de la plurinacionalidad. Una investidura para abrir nuevos caminos que otros estados ya están recorriendo, la de la democracia. Un camino sin prisas, sin ansiedades, con visión y paciencia estratégica, señaló la política abertzale.
Cambios en el gobierno
En cualquier caso, la composición del nuevo gobierno de coalición, en el que sólo estarán representados el PSOE y Sumar, se dará a conocer en los próximos días, en el que se prevé que haya importantes cambios en su estructura y en los nombres actuales.
Uno de ellos es que ambos partidos decidieron apartar a Podemos de las carteras ministeriales y sustituir a la actual ministra de Igualdad, Irene Montero, que ya advirtió que de ser así, entonces sus cinco diputados integrados en la coalición de Sumar, actuarán de forma independiente en las votaciones parlamentarias.
Cabe recordar que el gobierno necesitará de todos los partidos que lo apoyaron en la investidura para sacar adelante sus iniciativas, entre ellas la más urgente y prioritaria, que son los presupuestos generales del Estado.
Este mismo viernes, y siguiendo el protocolo oficial, Sánchez juramentará su cargo ante el jefe del Estado, el rey Felipe VI, con lo que se prevé que a lo largo del fin de semana decida quiénes formarán parte de su gabinete.
La investidura de Sánchez también provocó una reacción airada tanto de la extrema derecha, representada por Vox, como por el PP, que anunciaron más movilizaciones en las calles para repudiar al nuevo gobierno español.
Por décimo tercer día consecutivo se registraron concentraciones de militantes de extrema derecha en las inmediaciones de la sede del PSOE en Madrid y también otro grupo pequeño intentó cercar el Parlamento, sin éxito.
