El presidente Donald Trump anunció en Mar-a-Lago la construcción de una “flota dorada” de hasta 25 acorazados clase “Trump”, los más grandes y potentes de la historia, con el objetivo de reforzar el poder naval de EE.UU. y crear empleos en astilleros.
Trump designó al gobernador de Luisiana, Jeff Landry, como enviado especial para negociar la integración de Groenlandia a Estados Unidos, argumentando su importancia estratégica para la seguridad nacional. La medida fue rechazada de inmediato por Dinamarca y el gobierno groenlandés, que defendieron su soberanía.
En el mismo discurso, Trump intensificó las presiones contra Venezuela, destacando el despliegue naval en el Caribe, la incautación de petroleros y amenazas al presidente Nicolás Maduro. Afirmó que EE.UU. retendrá el petróleo interceptado y advirtió que cualquier resistencia sería la “última vez”.
El anuncio combina ambición militar, expansión territorial y confrontación geopolítica, generando críticas por su tono belicista y distracciones de otros temas sensibles.




