El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó apoyo militar adicional para Taiwán por valor de 567 millones de dólares, días después de que los misiles antibuque Harpoon, de fabricación estadounidense, comenzaran a llegar a la isla china autónoma.
Según un memorando publicado por la Casa Blanca, la nueva reducción se destinará a financiar el equipamiento militar, la educación y la formación que proporciona el Pentágono a Taipei. En abril, el Congreso estadounidense aprobó un paquete multimillonario de asistencia en materia de seguridad exterior, del que Israel, Ucrania y Taiwán fueron los principales beneficiarios.
El viernes pasado llegó al puerto de Kaohsiung, en Taiwán, el primer lote de cientos de misiles antibuque Harpoon Block II, cuya venta aprobó Washington en 2020, según medios locales.
Estados Unidos pretende entregar hasta 400 misiles, 100 unidades de transporte de lanzaderas, 25 camiones de radar y otros equipos, que constituyen 100 juegos de la versión de defensa costera RGM-84L-4 del sistema de misiles. Los suministros se entregarán en dos fases, que se prevé que se completen en 2026 y 2028. El ejército de Taiwán construirá varias bases nuevas para albergar las armas estadounidenses, según un aviso de adquisición que emitió a principios de este año.
Pekín, que reivindica la soberanía sobre la isla, sostiene que el suministro de armas es uno de los principales factores desestabilizadores de las relaciones entre ambos lados del estrecho. Taiwán fue el último refugio de las fuerzas nacionalistas durante la guerra civil china de los años 40 y depende de las garantías de seguridad y la ayuda de Estados Unidos para su defensa.
El objetivo declarado del gobierno chino es la reunificación pacífica, pero ha dicho que utilizaría la fuerza si Taipei intenta declarar formalmente la independencia. Algunas facciones en Washington están presionando a los funcionarios de Taiwán para que emprendan una escalada de esa naturaleza, según han afirmado funcionarios de Pekín.
La semana pasada, Biden también ordenó casi 8.000 millones de dólares en ayuda militar para Ucrania, recurriendo a fondos aprobados por el Congreso para gastar antes de fin de mes. La Casa Blanca intentó sin éxito una extensión de la autoridad presidencial para utilizar el dinero, antes de optar por agotar las reservas antes de la fecha límite.
