Hoy fue un día negro para los mercados financieros de Asia y Europa debido al temor creciente de una guerra comercial a gran escala, originada por la decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer fuertes aranceles a las importaciones, incluso a sus principales socios como China y la Unión Europea.
Las bolsas asiáticas sufrieron caídas drásticas, con pérdidas históricas como el 13.22% del índice Hang Seng en Hong Kong, la peor desde la crisis asiática de 1997. En Europa, los mercados continuaron la tendencia negativa con bajas de hasta 5% en el índice paneuropeo Eurostoxx 600, lo que provocó la pérdida de más de 1,500 millones de euros en valor bursátil en pocos días.
El detonante fue el anuncio del presidente Donald Trump de aplicar un arancel del 10% a todos los productos importados, con aumentos del 20% a la Unión Europea y del 34% a China. La medida, que ya comenzó a entrar en vigor, fue justificada por Trump como una forma de enfrentar los déficits comerciales, afirmando que “a veces hay que tomar la medicina para arreglar algo”.
En respuesta, China anunció aranceles similares del 34% a productos estadounidenses y controles de exportación sobre minerales estratégicos como el gadolinio y el itrio, fundamentales para la tecnología médica y electrónica.
Europa, por su parte, prepara una respuesta coordinada y no descarta medidas “extremadamente agresivas”. La tensión entre potencias comerciales ha generado un efecto dominó que golpea a casi todos los sectores económicos: desde empresas tecnológicas como Alibaba (que perdió más del 17%) y JD.com, hasta industrias como la automotriz, energética y financiera.
Además, la incertidumbre afectó los precios de materias primas clave como el petróleo (que cayó más de un 3%) y el cobre, vital para tecnologías limpias como los paneles solares y los autos eléctricos.
Expertos como Steve Cochrane, economista de Moody’s Analytics, advierten que esta guerra comercial podría llevar a una recesión en Estados Unidos, que podría durar hasta un año.
Finalmente, los analistas señalan que el equipo de Trump no muestra señales de retroceder, y que las turbulencias en los mercados están siendo usadas como una herramienta de presión, no como una advertencia para corregir el rumbo.