Ciudad de México – En el primer trimestre de 2025, la economía mexicana logró un leve crecimiento del 0.2% respecto al trimestre anterior y del 0.6% a tasa anual, de acuerdo con la Estimación Oportuna del PIB publicada por el INEGI. Aunque estas cifras son modestas, significan un respiro tras la contracción de (-)0.6% observada en el último trimestre de 2024 y alejan, por el momento, el riesgo de una recesión técnica.
Aun así, los resultados reflejan un panorama económico estancado. Las actividades secundarias —como la industria y la construcción— cayeron (-)0.3% y las actividades terciarias —comercio y servicios— no mostraron crecimiento respecto al trimestre previo. En contraste, las actividades primarias —agricultura y pesca— crecieron 8.1% en ese mismo periodo, siendo el motor principal del avance trimestral.
La economía mexicana aún no logra retomar una senda sólida de crecimiento. El Semáforo Económico Nacional se encuentra en naranja, lejos de la meta ideal de 4.5% anual que permitiría un desarrollo económico sostenido. Además, el PIB per cápita continúa estancado en niveles comparables a los de 2017.
Impacto internacional y presiones externas
Uno de los factores que distorsionó las cifras fue la política comercial de Estados Unidos. Ante la inminente imposición de nuevos aranceles —que entraron en vigor en el segundo trimestre de 2025— muchas empresas mexicanas anticiparon sus exportaciones durante el primer trimestre, lo que impulsó temporalmente la producción industrial y limitó la caída de las actividades secundarias.
Sin embargo, esta situación también provocó una contracción del PIB estadounidense de (-)0.1% en el mismo periodo, lo que podría tener efectos negativos en la economía mexicana dada su alta dependencia del comercio con ese país, que absorbe más del 80% de nuestras exportaciones.
A esto se suman otros factores externos desfavorables, como las altas tasas de interés en Estados Unidos y la menor expectativa de crecimiento mundial debido a la incertidumbre en el comercio global.
Panorama estatal: fuerte disparidad regional
El crecimiento económico al cierre de 2024 mostró importantes contrastes entre entidades. Solo tres estados —Guerrero (10.8%), Zacatecas (5.1%) y Oaxaca (4.7%)— alcanzaron la meta de crecimiento anual de 4.5%, impulsados por una baja base de comparación o mejoras en sectores clave.
En cambio, Quintana Roo, Campeche y Tabasco registraron las caídas más drásticas, con contracciones de (-)16.9%, (-)14.3% y (-)9.9%, respectivamente. En el caso de Quintana Roo, la disminución en las actividades secundarias fue de (-)57.1%, reflejando una crisis industrial severa.
En la comparación trimestral, solo seis de las 32 entidades crecieron, siendo Baja California Sur, Guerrero y Colima las más destacadas. Mientras tanto, Sinaloa, Tabasco y Michoacán fueron las de peor desempeño.
Retos estructurales y perspectivas
La recuperación económica de México tras la pandemia ha sido lenta. Aunque el PIB nacional ya está 5.1% por encima del nivel prepandemia (3T2018), aún no supera el máximo histórico registrado en el 3T2024.
Desde la caída de (-)8.6% en 2020 por la pandemia, el crecimiento ha sido desigual: 6.3% en 2021, 3.7% en 2022, 3.3% en 2023 y apenas 1.2% en 2024. Para revertir esta desaceleración, se requiere una estrategia integral basada en mayor inversión pública y privada que apueste por proyectos de largo plazo, como la generación de energía eléctrica y el fortalecimiento del mercado interno.
El Plan México, que propone elevar la inversión por encima del 25% del PIB, apunta en esa dirección. Actualmente, la inversión alcanza un 24.8%, con la privada representando el 90% del total.
Sin embargo, el entorno político interno —incluida la próxima elección del Poder Judicial— y la incertidumbre internacional seguirán siendo factores clave que determinarán si el país logra o no consolidar una recuperación económica robusta y sostenida.