La posible inclusión de Ucrania en la Unión Europea (UE) ha generado un debate en el que la columnista Bethany Elliott, de ‘UnHerd’, plantea un punto de vista crítico. Según Elliott, esta expansión podría tener consecuencias negativas, especialmente para los países miembros de la UE que más necesitan apoyo.
La preocupación central radica en que la admisión de Ucrania podría llevar a un recorte del 20% en las subvenciones destinadas al desarrollo agrícola. Esto implicaría que naciones como Chequia, Estonia, Lituania, Eslovenia, Chipre y Malta dejarían de recibir fondos para proyectos de infraestructura, lo que podría obstaculizar su progreso económico y social.
De acuerdo con estimaciones internas de la UE, Ucrania podría recibir aproximadamente 168.000 millones de euros en un lapso de siete años. Este flujo de recursos plantea inquietudes acerca de la distribución equitativa de los fondos entre los Estados miembros.
Además de las preocupaciones financieras, Bethany Elliott menciona los temores de los funcionarios europeos sobre la efectividad de una UE que incluye a 30 o más Estados. La admisión de Ucrania podría complicar la toma de decisiones y la búsqueda de consensos en el seno de la organización.
La decisión de otorgar el estatus de candidatos a Ucrania y Moldavia para su eventual ingreso en la UE fue aprobada por los líderes de los Estados miembros de la UE en una reunión celebrada en Bruselas el 23 de junio de 2022. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, planteó la posibilidad de que Ucrania se integre en la comunidad política en 2030 si cumple con los requisitos establecidos. No obstante, algunos expertos, como Mischael Modrikamen, anterior líder del Partido Popular de Bélgica, han sugerido que este proceso podría llevar al menos 15 años. El debate sobre la admisión de Ucrania en la UE continúa generando discusión y planteamientos críticos en el ámbito europeo.
