El Banco Popular de China anunció una reducción de las tasas de interés a niveles históricos, estableciendo la tasa de referencia en 2.5%, la más baja en décadas, en un esfuerzo por reactivar la economía ante la desaceleración global. La medida busca impulsar el consumo interno, apoyar al sector inmobiliario y contrarrestar el impacto de los aranceles impuestos por Estados Unidos.
El recorte, el tercero en 2025, responde a una caída en las exportaciones y una demanda interna debilitada. Según el banco central, la política monetaria expansiva también incluye incentivos crediticios para pequeñas y medianas empresas, claves en la generación de empleo. Analistas estiman que la medida podría aumentar el crecimiento del PIB en un 0.5% para 2026.
Sin embargo, expertos advierten sobre riesgos de inflación y endeudamiento, especialmente en el sector inmobiliario, que aún enfrenta secuelas de la crisis de Evergrande. Organismos internacionales como el FMI han elogiado la estrategia, pero instan a China a implementar reformas estructurales para garantizar sostenibilidad. Mientras tanto, la bolsa de Shanghái reaccionó con un alza moderada del 1.2%. La comunidad internacional observa de cerca el impacto de estas medidas en los mercados globales y el comercio con Occidente.