En Turquía, ha comenzado una campaña de rechazo a las tarjetas de crédito Visa y MasterCard, en favor del sistema de pago nacional llamado Troy. Esta acción es parte de un movimiento que busca boicotear tanto los productos israelíes como los sistemas de pago occidentales que respaldan las acciones de Tel Aviv en la Franja de Gaza, según el diario turco ‘Yeni Safak’.
Los ciudadanos turcos están optando por el sistema de pago nacional Troy en lugar de Visa y MasterCard, ya que consideran que estos últimos representan el apoyo económico a lo que califican como «crímenes contra la humanidad cometidos en Palestina».
Según ‘Yeni Safak’, en octubre de 2023, el número de tarjetas Troy en Turquía, que cuenta con 85.8 millones de habitantes, aumentó a 19 millones, y el volumen de transacciones ascendió a 47,900 millones de liras turcas (aproximadamente 1.68 millones de dólares), con un aumento de 17,400 millones de liras turcas (alrededor de 610 millones de dólares) en el último mes.
El diario informa que el 4% de cada compra realizada a través de Visa y MasterCard se destina al extranjero. Además, la Universidad de Igdır estima que estos sistemas reciben comisiones de Turquía que oscilan entre 2,000 y 3,000 millones de dólares, sin pagar impuestos porque no son residentes del país. De serlo, estarían sujetos a un impuesto estimado de entre 8,000 y 10,000 millones de liras turcas (entre 28 y 35 millones de dólares).
Por esta razón, los ciudadanos turcos están migrando a Troy para que las comisiones recaudadas se queden en el país. El proceso de afiliación a Troy, desarrollado por el Centro de Tarjetas Interbancarias de Turquía, se describe como muy sencillo: basta con llamar al servicio de asistencia del banco que se utiliza y solicitar la inclusión de la tarjeta en la red Troy.
Troy, que se introdujo como sistema de pago nacional en 2017, está en constante expansión y opera en todos los cajeros automáticos y terminales de punto de venta de Turquía, con 48 participantes hasta la fecha.
Turquía se une a otros países que están abandonando gradualmente los sistemas de pago occidentales y adoptando sistemas nacionales. Esta tendencia se acentuó después de que los bancos rusos fueran desconectados de Visa y MasterCard como parte de las restricciones impuestas al sector bancario de Rusia.
Moscú creó su sistema de pagos nacional Mir en 2014, que actualmente es aceptado en 17 países de todo el mundo. Otro país que busca independizarse de los sistemas de pago occidentales es Indonesia, que está creando su propio sistema de tarjetas bancarias para protegerse de posibles presiones externas y desdolarizar sus transacciones internacionales.
