Petróleos Mexicanos (Pemex) anunció una recompra de bonos por US$10,000 millones, financiada por el Gobierno federal, para reducir su deuda a corto plazo. La oferta, dirigida a 11 series de bonos en dólares con vencimientos entre 2026 y 2029, busca aliviar el «muro de deuda» de US$19,000 millones proyectado para 2026. Con esta medida, Pemex pretende optimizar su perfil financiero en un contexto de volatilidad energética global, apoyado por instituciones como BofA Securities y Citigroup, con cierre el 30 de septiembre.
El respaldo gubernamental es clave, con el Estado recaudando fondos adicionales para la operación, tras inyectar US$12,000 millones en julio de 2025. Pemex, con una deuda total de US$100,000 millones, la más alta entre petroleras estatales emergentes, se beneficia de esta estrategia que refuerza su relación con el soberano, como lo reflejó el reciente ascenso en su calificación crediticia por Fitch Ratings. Los bonos de Pemex a 2050 subieron a 86 centavos por dólar, indicando confianza inicial del mercado.
Esta maniobra fortalece la estabilidad económica de México, donde Pemex aporta cerca del 8% del PIB vía impuestos y exportaciones. La recompra reduce presiones de refinanciamiento en un entorno de tasas altas, alineándose con el modelo de soberanía energética del Gobierno de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, la dependencia de subsidios estatales, que sumaron US$15,000 millones en 2024, plantea retos para el déficit fiscal, proyectado en 3.5% del PIB para 2025.
A largo plazo, la estrategia busca posicionar a Pemex frente a la transición energética global y precios del petróleo en US$75 por barril. Aunque fortalece la resiliencia financiera, expertos subrayan la necesidad de mayor eficiencia operativa para sostener el crecimiento económico, estimado en 1.8% para 2026 por el FMI. Esta recompra refleja el compromiso del Gobierno con una economía estable y soberana, consolidando a Pemex como pilar del desarrollo nacional