La jueza federal María Elena López Morales negó la libertad condicional al exalcalde de Chínipas, Hugo Amed Schultz Alcaraz, sentenciado a ocho años de prisión por su participación como copartícipe en el asesinato de la periodista Miroslava Breach Velducea, ocurrido en 2017.
La resolución se basó en el argumento de que su liberación representa un riesgo para las víctimas indirectas del crimen, especialmente para la familia de la periodista.
Riesgo para la familia de la víctima
Durante la audiencia de revisión de medidas cautelares, la defensa del exfuncionario —quien fue detenido en diciembre de 2020 y condenado en junio de 2021 tras un juicio abreviado— solicitó el beneficio de la libertad condicional, al haber cumplido la mitad de su sentencia. Sin embargo, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) se opuso.
El fiscal Ricardo Sánchez Pérez del Pozo argumentó que Schultz Alcaraz fue “un puente entre el crimen y el gobierno”, al entregar al grupo criminal Los Salazar una grabación que evidenciaba a Miroslava como fuente de un reportaje sobre narcopolítica.
Señalamientos de tortura a testigo
La defensa —encabezada por los abogados Manuel Vázquez y David López Morón— denunció que Édgar Salazar Gaxiola, testigo clave e hijo del presunto autor intelectual del crimen, Crispín Salazar Zamorano, fue presuntamente torturado para declarar.
Aseguraron que Salazar Gaxiola fue detenido en 2019 por el secuestro de su expareja —quien nunca lo denunció— y luego se le reformularon cargos de extorsión para mantenerlo en prisión y obligarlo a testificar en el caso de Miroslava.
Asesinato emblemático
Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada, fue asesinada el 23 de marzo de 2017 en Chihuahua capital. Tenía 53 años y más de dos décadas de trayectoria como periodista de investigación, especializada en temas de narcotráfico, corrupción, derechos humanos y la situación en la Sierra Tarahumara. Su asesinato conmocionó al gremio periodístico nacional e internacional y se convirtió en un símbolo de los ataques a la libertad de expresión en México.
