En un esfuerzo por resolver una crisis ambiental que ha persistido durante décadas, los gobiernos de México y Estados Unidos firmaron este jueves un memorando de entendimiento para reducir el flujo de aguas residuales desde Tijuana hacia San Diego, una problemática que ha afectado gravemente al medio ambiente y a las comunidades de la región fronteriza.
El acuerdo fue firmado por Lee Zeldin, titular de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), y Alicia Bárcena, secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), quienes se comprometieron a ejecutar proyectos clave de saneamiento y modernización de infraestructura hídrica en ambos lados de la frontera.
Compromisos bilaterales
Por parte de México, el gobierno destinará 93 millones de dólares para mejorar el sistema de alcantarillado de Tijuana y avanzar en proyectos que consideren tanto el crecimiento poblacional futuro como las necesidades de mantenimiento del sistema.
De acuerdo con la EPA, varios de estos proyectos se concluirán hasta cuatro años antes de lo previsto originalmente.
Por su parte, Estados Unidos liberará a finales de agosto los fondos necesarios para completar la ampliación de una planta de tratamiento de aguas residuales ubicada en su territorio, que actualmente procesa aguas bombeadas desde México.
“Esta es una gran victoria para millones de estadounidenses y mexicanos que nos han estado pidiendo que pongamos fin a esta crisis de décadas”, declaró Zeldin tras la firma del acuerdo.
Cooperación binacional
El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, quien fue testigo del acto, celebró el acuerdo y destacó el compromiso conjunto de los presidentes Donald Trump y Claudia Sheinbaum en materia ambiental.
“Por primera vez, contamos con una ruta clara: metas definidas, inversiones conjuntas y soluciones reales”, escribió en su cuenta oficial de la red social X (antes Twitter).
Un problema histórico
Pese a que la cooperación en temas de agua entre ambos países no es nueva, el flujo de aguas residuales desde Tijuana hacia el río del mismo nombre y el Océano Pacífico, ha sido una fuente constante de tensiones binacionales. Esta situación se ha visto agravada por el crecimiento urbano acelerado y la falta crónica de inversión en infraestructura.
El nuevo acuerdo cobra aún más relevancia en un contexto geopolítico complicado, con otros temas bilaterales sensibles como la migración, el narcotráfico y el tráfico de armas en la agenda compartida.
La firma del memorando en la Ciudad de México representa un paso significativo hacia una solución estructural y coordinada, que pretende evitar que el medio ambiente y la salud pública sigan pagando el precio de la negligencia institucional y la descoordinación binacional.




