En los últimos 25 años, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha entregado casi mil 200 millones de pesos a nueve partidos políticos que sólo vivieron un año. Se trata de las llamadas fuerzas efímeras, que obtienen su registro nacional un año antes de los comicios federales y desaparecen tras no alcanzar el tres por ciento de la votación.
El monto equivale a la construcción de cuatro mil viviendas de bajo costo o a dos millones de estudios para la detección temprana de cáncer de mama.
Un cuarto de siglo de partidos fugaces
Desde la elección del año 2000 hasta la de 2024, nueve partidos nacieron y murieron en un ciclo electoral, algunos con nombres grandilocuentes —como Partido Humanista o México Posible— y otros con dirigentes de renombre, como Manuel Camacho Solís o Gilberto Rincón Gallardo.
De acuerdo con una investigación de Milenio, en conjunto recibieron mil 193 millones de pesos en prerrogativas.
El entonces Instituto Federal Electoral (IFE), bajo la presidencia de José Woldenberg (1996-2003), repartió más de 64 millones de pesos a cada uno de los cinco partidos creados en 1999: Convergencia por la Democracia, Partido del Centro Democrático (PCD), Partido de la Sociedad Nacionalista (PSN), Partido Alianza Social (PAS) y Democracia Social.
Para obtener el registro, las organizaciones debían celebrar 20 asambleas estatales con al menos tres mil afiliados cada una, reunir el equivalente al 0.26 por ciento del padrón electoral nacional —unos 143 mil militantes en 1999— y rendir informes mensuales sobre el origen y destino de sus recursos.
Los nuevos desaparecidos
En los comicios de 2021, el INE —entonces encabezado por Lorenzo Córdova— destinó entre 185 y 199 millones de pesos a tres nuevos partidos: Partido Encuentro Solidario (PES), Fuerza por México (FxM) y Redes Sociales Progresistas (RSP).
Los tres perdieron su registro al no alcanzar el 3 por ciento de la votación nacional, requisito mínimo para conservar la acreditación.
El fenómeno podría repetirse pronto: en marzo de 2026 el INE anunciará qué nuevas organizaciones obtendrán registro para competir en las elecciones federales de 2027. Por ley, los nuevos partidos deberán contender sin alianzas, y sólo sobrevivirán si superan el umbral del 3 por ciento de votos.
Partidos con dueño, partidos que perduran
Tras la reforma electoral de 1996, el modelo de registro también propició el surgimiento de partidos de control familiar o personalista, que han subsistido gracias a sus alianzas con fuerzas mayores.
Son los casos del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), vinculado a la familia González-Torres-Martínez; del Partido del Trabajo (PT), bajo el liderazgo de Alberto Anaya Gutiérrez, y de Movimiento Ciudadano (MC), antes Convergencia, fundado por Dante Delgado Rannauro.
Estas fuerzas, aunque marginales en solitario, han sobrevivido al amparo de coaliciones electorales y, en conjunto, han absorbido más recursos públicos que los partidos fugaces.
Pero, al final, los chiquillos también salen caros: el costo de sus fugaces aventuras políticas podría haberse traducido en miles de diagnósticos médicos o viviendas para damnificados de desastres naturales.




