El presidente Donald Trump confirmó la vigencia del alto el fuego entre Israel y Hamás, acordado el 10 de octubre, pese a recientes enfrentamientos. En Gaza, bombardeos israelíes y choques con presuntos policías de Hamás han puesto en riesgo el pacto, que busca estabilizar la región tras dos años de guerra.
Los incidentes, que incluyeron disparos en la frontera sur de Gaza, llevaron a Israel a cerrar temporalmente el paso de Rafah, exigiendo la devolución de 16 rehenes. Trump atribuyó las violaciones a «rebeldes» de Hamás, asegurando que el acuerdo sigue en pie y se gestionará con firmeza.
El vicepresidente JD Vance calificó los eventos como obstáculos esperados, defendiendo el pacto como la mejor vía hacia la paz. Israel reanudó la entrega de ayuda humanitaria, incluyendo alimentos y medicinas, como señal de compromiso con el cese de hostilidades.
A pesar del optimismo, analistas advierten que la liberación de rehenes es clave para evitar una escalada. La comunidad internacional urge supervisión estricta para mantener la frágil tregua en Oriente Medio.