En la madrugada del 23 de diciembre, Rusia ejecutó un ataque masivo contra Ucrania utilizando misiles hipersónicos Kinzhal, misiles de crucero y cientos de drones. Moscú lo presentó como represalia por supuestos ataques ucranianos a civiles.
El Ministerio de Defensa ruso informó que lanzó tres misiles Kinzhal, 35 de crucero y más de 600 drones, asegurando haber destruido objetivos clave de la industria militar y energética ucraniana.
Ucrania reportó haber interceptado 34 de los 38 misiles y 587 drones, pero confirmó impactos en 21 localidades que causaron apagones masivos y daños en infraestructuras críticas.
El bombardeo, en pleno invierno y cerca de Navidad, agravó la crisis humanitaria, con al menos tres muertos confirmados y cortes eléctricos generalizados. Fuentes independientes aún verifican el alcance real de los daños.




