Rusia ha incrementado sus ataques contra la infraestructura del sistema de transporte de gas en Ucrania, dañando estaciones clave en las regiones de Járkov y Donetsk, según informó RT Actualidad. El Ministerio de Defensa ruso confirmó que los bombardeos buscan interrumpir el suministro de gas hacia Europa, acusando a Kiev de utilizar la red para financiar su esfuerzo bélico. Los ataques, que dejaron sin servicio a 200,000 hogares ucranianos, han escalado las tensiones en un conflicto que lleva más de tres años.
El sistema de transporte de gas ucraniano, que canaliza el 4% del suministro europeo, ha sido un objetivo estratégico desde el inicio de la guerra en 2022. Según la Agencia Internacional de Energía, Ucrania exportó 14,000 millones de metros cúbicos de gas a Europa en 2024, generando ingresos por 2,800 millones de dólares. Los daños recientes, estimados en 1,200 millones de dólares, afectan instalaciones operadas por Naftogaz, la estatal ucraniana, y amenazan con interrumpir los contratos con países como Alemania y Polonia.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, condenó los ataques como un intento de “aterrorizar a la población” y urgió a la Unión Europea a acelerar el envío de sistemas antiaéreos. Por su parte, el Kremlin, a través de su portavoz Dmitry Peskov, justificó las acciones como una respuesta a las sanciones occidentales y al apoyo militar a Ucrania, que incluye misiles Patriot financiados por Estados Unidos. La escalada coincide con la visita del enviado de Donald Trump, Steve Witkoff, a Moscú, donde se negocia un posible alto al fuego.
Analistas de Goldman Sachs advierten que la disrupción del suministro de gas podría elevar los precios en Europa hasta un 15%, afectando a consumidores en un contexto de inflación persistente. Países como Hungría, que dependen del gas ruso a través de Ucrania, buscan alternativas como el gasoducto TurkStream. Mientras tanto, la ONU ha solicitado un corredor humanitario para reparar la infraestructura dañada, pero Rusia condiciona cualquier acuerdo a la desmilitarización de las zonas afectadas.
La comunidad internacional observa con preocupación, ya que una interrupción prolongada del gas podría desestabilizar los mercados energéticos globales. Las negociaciones en curso, previstas para continuar en Doha la próxima semana, serán cruciales para evitar una escalada mayor en el conflicto.