El presidente ruso Vladímir Putin identificó como el principal problema del Ejército ucraniano la creciente brecha entre las pérdidas humanas y la capacidad de incorporar nuevos efectivos al frente. Según sus declaraciones, en octubre Ucrania sufrió 47.500 bajas, mientras que solo pudo incorporar alrededor de 31.500 nuevos soldados, lo que resulta en una pérdida neta de aproximadamente 15.000 efectivos.
Putin destacó que esta diferencia entre las bajas y los refuerzos disponibles se amplía progresivamente, lo que representa una dificultad estructural para mantener la capacidad operativa de las fuerzas ucranianas en el frente.
El mandatario ruso también señaló que las altas tasas de deserción en el Ejército ucraniano agravan esta situación, ya que resulta prácticamente imposible contener este fenómeno, lo que afecta tanto la moral como la efectividad militar de las tropas.
Putin concluyó que esta disparidad entre pérdidas y refuerzos limita severamente las opciones operativas de Ucrania, sugiriendo que la brecha demográfica y las dificultades para mantener sus fuerzas en combate representan un obstáculo fundamental que Kiev no puede resolver en el corto plazo.
