El Parlamento japonés eligió a Sanae Takaichi, ultraconservadora de 64 años, como la primera mujer primera ministra, tras la derrota del Partido Liberal Democrático (PLD) en julio. Takaichi, aliada del fallecido Shinzo Abe, asumió el cargo tras formar una coalición con el Partido de la Innovación, liderado por Hirofumi Yoshimura, para estabilizar la política tras escándalos del PLD.
Sustituye a Shigeru Ishiba, quien renunció hoy tras un año en el poder. Takaichi, apoyada por Taro Aso, moderó su postura al evitar visitar el santuario Yasukuni, pero su nacionalismo y oposición a la igualdad de género generan controversia interna.
A nivel internacional, su elección tensa relaciones con China y Corea del Sur por su vínculo con Yasukuni y su agenda de rearme y revisión constitucional, en un contexto de rivalidades en el Indo-Pacífico. Deberá dialogar con líderes como Donald Trump.
Sin mayoría absoluta, Takaichi enfrenta retos como la inflación y la necesidad de negociar leyes. Su gobierno, potencialmente frágil, buscará equilibrar la economía y la defensa en un Japón políticamente dividido.