El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunció que las fuerzas israelíes tomarán el control total de la Franja de Gaza con el objetivo de «destruir por completo» al grupo palestino Hamas, al que acusa de perpetrar ataques terroristas contra su territorio. La declaración, emitida durante una rueda de prensa en Jerusalén, eleva la tensión en un conflicto que ha dejado miles de víctimas y una crisis humanitaria en la región.
Netanyahu justificó la medida como una respuesta necesaria ante los recientes ataques con cohetes desde Gaza, atribuidos a Hamas, que han causado bajas civiles en el sur de Israel. «No permitiremos que Hamas continúe amenazando a nuestro pueblo. Tomaremos cada centímetro de Gaza si es necesario para garantizar la seguridad de Israel», afirmó el líder israelí, sin detallar un cronograma para la operación.
La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación. La ONU instó a ambas partes a evitar una escalada que agrave la situación humanitaria en Gaza, donde más de dos millones de personas viven en condiciones precarias. El secretario general, António Guterres, pidió un alto al fuego inmediato y el reinicio de negociaciones para una solución de dos estados. Por su parte, Egipto y Qatar, mediadores habituales en el conflicto, han ofrecido facilitar un diálogo, aunque las posturas de Israel y Hamas parecen irreconciliables.
En Gaza, líderes de Hamas denunciaron la declaración como una «nueva agresión» y llamaron a la resistencia. «No cederemos ante la ocupación», declaró Ismail Haniyeh, líder político del grupo, en un comunicado. Los enfrentamientos se han intensificado en las últimas horas, con bombardeos israelíes que han dejado al menos 40 muertos, según fuentes palestinas, y ataques con cohetes desde Gaza hacia Israel.
Organizaciones humanitarias advierten sobre las consecuencias devastadoras de una ocupación total. La falta de acceso a alimentos, agua y medicinas en Gaza podría agravarse, mientras que el desplazamiento de civiles alcanzaría niveles críticos. La Unión Europea y Estados Unidos han expresado su apoyo al derecho de Israel a defenderse, pero instaron a respetar el derecho internacional y minimizar el impacto sobre la población civil.
El conflicto, que lleva décadas sin resolverse, enfrenta ahora un nuevo capítulo de incertidumbre, mientras la comunidad internacional busca evitar una catástrofe humanitaria en la región.
