Irán lanzó una severa advertencia a Israel y Estados Unidos, prometiendo una “respuesta contundente” tras el ataque del 30 de junio contra tres de sus instalaciones nucleares—Natanz, Fordow e Isfahán—, atribuido a una operación conjunta de ambos países. El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, calificó el ataque como una “violación flagrante” de la soberanía, intensificando las tensiones en Medio Oriente en un contexto de creciente inestabilidad global.
El operativo, que según el presidente estadounidense Donald Trump “destruyó completamente” el programa nuclear iraní, ha sido cuestionado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que no confirma la eliminación total de las capacidades nucleares de Teherán. Irán, por su parte, asegura que conserva conocimientos técnicos y podría reiniciar su programa. “Nadie puede detener nuestro derecho al desarrollo pacífico”, afirmó Pezeshkian, mientras el Líder Supremo, Ali Jamenei, llamó a la unidad regional contra “agresiones imperialistas”.
La acción militar ha generado alarma internacional. La ONU, a través de su secretario general, António Guterres, instó a todas las partes a evitar una escalada y priorizar el diálogo. México, fiel a su postura pacifista, expresó su preocupación por medio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, abogando por negociaciones multilaterales. “La escalada militar pone en riesgo la estabilidad global”, señaló el canciller Juan Ramón de la Fuente.
El ataque ocurre en un momento crítico, con Trump impulsando los Acuerdos de Abraham para normalizar relaciones entre Israel y países árabes, mientras impone aranceles del 25% a socios comerciales como México e India. Analistas advierten que la ofensiva podría fortalecer la alianza entre Irán, Rusia y China, complicando el equilibrio geopolítico. “Irán no se quedará de brazos cruzados; podríamos ver represalias asimétricas”, indicó Trita Parsi, del Instituto Quincy.
La comunidad internacional teme que el conflicto desestabilice aún más la región, afectando el suministro de petróleo, que ya registra un alza del 7% en los precios globales. Mientras tanto, protestas en Teherán y sanciones económicas lideradas por EE.UU. agravan la crisis humanitaria en Irán. La Casa Blanca defiende su acción como “preventiva”, pero la falta de consenso internacional pone en duda su legitimidad, dejando a Medio Oriente al borde de una confrontación mayor.