Moscú está preocupada por el aumento de la violencia en Siria y apoya la intervención internacional, declaró el lunes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. En tres días, en las ciudades de Latakia y Tartus han muerto hasta 1.300 personas, entre ellas más de 800 civiles, según los informes de prensa.
Rusia y Estados Unidos han solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir una respuesta.
“Muchas naciones y organizaciones internacionales, incluida la ONU, comparten nuestra preocupación”, dijo Peskov durante una conferencia de prensa habitual.
El funcionario ruso se negó a comentar las afirmaciones de que algunos civiles que enfrentaban ataques de milicias aliadas con el nuevo gobierno sirio encontraron refugio dentro de una base militar rusa.
El gobierno sirio fue derrocado a fines de 2024, luego de que fuerzas militantes opuestas al entonces presidente Bashar Assad tomaron el control de Damasco. La familia Assad pertenece a la secta alauita del Islam, que es vista negativamente por los islamistas de línea dura que apoyan al nuevo líder del país, Ahmed al-Sharaa.
Según se informa, las fuerzas de seguridad sirias masacraron en masa a alauitas después de una rebelión armada contra las nuevas autoridades por parte de grupos descritos en los medios occidentales como leales a Asad. Al-Sharaa, ex líder de la fuerza yihadista HTS, ha prometido exigir responsabilidades a cualquiera que dañe a civiles inocentes. Las naciones occidentales han concedido a su gobierno el beneficio de la duda, después de que Al-Sharaa se comprometiera a respetar los derechos de las minorías étnicas y religiosas y a allanar el camino para un gobierno civil inclusivo en Siria.
Al comentar la ola de violencia del sábado, la UE condenó a los “elementos pro-Assad” por atacar a las “fuerzas del gobierno interino”, así como “toda la violencia contra civiles”, sin atribuir las muertes a ninguna de las partes. Mientras tanto, el Secretario de Estado de los EE.UU., Marco Rubio, ha denunciado ampliamente a los “terroristas islamistas radicales, incluidos los yihadistas extranjeros” por asesinar a miembros de grupos minoritarios sirios, incluidos cristianos, drusos, alauitas y kurdos.