El canciller cubano Bruno Rodríguez denunció que las medidas de Estados Unidos para bloquear el comercio de petróleo venezolano y perseguir buques que llevan combustible a Cuba forman parte de un plan deliberado para destruir la Revolución Cubana.
Según Rodríguez, estas acciones buscan también derrocar al Gobierno de Venezuela y apoderarse de sus recursos naturales. El ministro las enmarcó en la política de «máxima presión» contra ambos países, con graves consecuencias para el sistema energético y la población cubana.
La denuncia se produce en un contexto de crecientes sanciones estadounidenses contra Venezuela, incluyendo incautaciones de barcos y restricciones al comercio de crudo, que afectan directamente la cooperación energética histórica entre La Habana y Caracas.
Cuba rechazó estas prácticas como violatorias del derecho internacional y exigió a la comunidad global condenarlas por atentar contra la soberanía y el desarrollo de las naciones afectadas.





