La portavoz china Zhu Fenglian declaró que la independencia de Taiwán es un «callejón sin salida» y la reunificación con el continente, inevitable.
En respuesta a la propuesta del presidente taiwanés Lai Ching-te de invertir unos 40.000 millones de dólares en armas estadounidenses, Pekín criticó la estrategia separatista de Taipéi, que busca la independencia «apoyándose en fuerzas externas y por la vía militar».
Zhu advirtió que estas acciones ponen en peligro la seguridad de los taiwaneses y rechazó injerencias extranjeras, afirmando que China tiene la determinación y capacidad para aplastar cualquier plan separatista.
Las tensiones en el estrecho de Taiwán permanecen elevadas, con China considerando la isla parte irrenunciable de su territorio desde 1949.




