Los recientes ajustes a la baja en las proyecciones de crecimiento económico en México sugieren un panorama más sombrío para las finanzas públicas tanto al cierre de este año como para 2025. Se prevé un aumento en la razón deuda/PIB y, en el peor de los casos, el país podría enfrentar el riesgo de perder el grado de inversión, advirtieron los analistas.
Luis Adrián Muñiz, subdirector de análisis económico de Vector Casa de Bolsa, subrayó que “el balance de riesgos a la baja en el crecimiento económico ejerce una presión significativa sobre las finanzas públicas”. En una entrevista, explicó que si se ajusta la proyección de crecimiento del 3% al 1.5% del PIB para este año, se generará un faltante inmediato en ingresos fiscales de 73 mil millones de pesos.
Por su parte, John Soldevilla, director de Ecobi, estimó que con un crecimiento económico de solo 1.5% este año, la deuda pública podría ascender al 52.3% del PIB. A principios de año, Soldevilla proyectaba un incremento del PIB del 2.4% y una deuda cercana al 50% del PIB. Además, proyectó que con un crecimiento del PIB del 1.2% en 2025, la deuda alcanzaría el 54.4% del PIB, destacando que un PIB más bajo aumentaría el déficit fiscal, a menos que se reduzca el gasto o se incremente la recaudación.
Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, actualizó su pronóstico de crecimiento a 1.3% para este año y 0.8% para el siguiente. En un escenario pesimista, el PIB solo crecería 0.9% este año y disminuiría 0.2% el próximo. “La razón de deuda sobre PIB podría aumentar a 51 o 52%, suponiendo que en 2025 se reduzca el déficit fiscal presupuestario al 3.9% del PIB y se produzca una recesión con una caída del PIB de 0.2%”, advirtió.
Siller también mencionó que para 2026 será crucial observar el impacto de la reforma al Poder Judicial, ya que podría llevar a un estancamiento económico prolongado, con una recuperación del PIB pero con un crecimiento casi nulo. En este escenario, la razón de deuda sobre PIB podría seguir creciendo, alcanzando niveles cercanos al 54 o 55% en tres años, lo que podría resultar en la pérdida del grado de inversión. “No solo se produciría un recorte en la calificación crediticia, sino que también se perdería el grado de inversión”, alertó.
Muñiz detalló que la cifra estimada del faltante de ingresos se calcula a partir de la sensibilidad de los ingresos, según los Criterios Generales de Política Económica para 2024. El informe indica que por cada medio punto porcentual de menor crecimiento del PIB hay una pérdida de ingresos fiscales de 24.4 mil millones de pesos, por lo que si el crecimiento es un punto y medio menor, la reducción de ingresos se triplicaría.
“Todas las métricas de finanzas públicas para este año se basan en una estimación de crecimiento del PIB del 3%, pero si el crecimiento es menor, esto resultará en una menor recaudación tributaria para 2024 y, ceteris paribus, habrá un faltante en las finanzas públicas de 73 mil millones de pesos”, explicó el economista.
Además, advirtió que la perspectiva para el crecimiento del PIB en 2025 es igualmente débil, y todo indica que la economía mexicana continuará desacelerándose el próximo año. Por lo tanto, el desafío de reducir el déficit del 6% del PIB en el presente año al 4% o 4.5% para 2025 parece más complejo. Aunque Hacienda proyectaba un déficit fiscal del 3% del PIB para 2025 y Sheinbaum mencionó un 3.5%, reducir el déficit de 6% a esos niveles implicaría un gran golpe para la demanda interna.
La pregunta clave es si es posible elevar los ingresos públicos mediante una mayor eficiencia recaudatoria para lograr la consolidación fiscal. Para 2025, aún se desconocen muchas variables, pero sea cual sea el escenario, es esencial que el déficit fiscal no exceda el 5.9% del PIB para evitar que el crecimiento de la deuda pública se descontrole y ponga en riesgo la calificación crediticia, concluyó.