El plan fiscal 2026 de la presidenta Claudia Sheinbaum eleva el techo de deuda a 1.7 billones de pesos, superando los 1.5 billones de 2025, para cubrir vencimientos y duplicar el rescate a Pemex con 263 mil millones de pesos. Proyecta un crecimiento del PIB de 1.8% a 2.8% y un déficit fiscal de 4.1% del PIB, con estabilización de la deuda en 52.3%, aunque analistas de Banamex estiman un repunte a 53.2%.
Económicamente, impulsa un 21% en inversión física gubernamental, pero excluyendo Pemex, solo crece 10%. El costo financiero de la deuda subirá a 1.5 billones de pesos (4.1% del PIB), superando el gasto combinado en educación, salud e infraestructura, según el CIEP.
Las críticas destacan la ausencia de consolidación fiscal pese a nuevos impuestos a bancos, fintechs, refrescos y videojuegos. José Luis Clavellina del CIEP advierte: “Pedimos prestado para pagar deudas, lo que debe preocuparnos”. Alejandra Macías cuestiona la viabilidad de Pemex post-2027 sin transferencias, en medio de desaceleración y amenazas arancelarias de EE.UU.
Hacia adelante, el plan arriesga volatilidad cambiaria y menor inversión privada, erosionando el crecimiento en 1.5% para 2026. HR Ratings alerta sobre presiones en el déficit, limitando soberanía energética y competitividad, exigiendo reformas para evitar un ciclo de endeudamiento.