La reciente imposición de aranceles por parte de la administración de Donald Trump ha generado un torbellino de confusión en las aduanas de Estados Unidos, afectando el comercio internacional, especialmente con México. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) publicó una nueva lista de productos sujetos a gravámenes, que entró en vigor tras su aparición en el Registro Federal el pasado martes, sorprendiendo a importadores y agentes aduanales por su implementación abrupta.Los aranceles, que incluyen incrementos en sectores clave como el acero y el aluminio, han complicado las operaciones logísticas.
Shannon Bryant, agente aduanal en Michigan y presidenta de Trade IQ, señaló que esta medida afecta a todos sus clientes, destacando la falta de claridad sobre mercancías en tránsito y la acumulación de gravámenes en productos ya sujetos a otras tarifas. “Es un cambio sin precedentes; las directrices son confusas y el personal de la CBP aún se adapta, lo que genera retrasos significativos”, afirmó.Por su parte, Adrián González, presidente de Global Alliance Solutions, subrayó que la complejidad para importar a EU se ha triplicado en los últimos seis meses. “Un producto puede estar sujeto a múltiples medidas simultáneamente, como la sección 232, la 301 para China o las reglas del T-MEC. Las empresas luchan por cumplir con exigencias detalladas, como valores metálicos exactos”, explicó. La improvisación en la aplicación de más de 400 fracciones arancelarias adicionales agrava la incertidumbre.
Sin embargo, algunos expertos ven esto como una etapa de ajuste. Juan Elizondo, director de logística en Texas, destacó que la coordinación previa con agentes aduanales y el uso de flotas propias han mitigado el impacto. “No es caos, sino adaptación. La logística refleja de inmediato los cambios regulatorios”, afirmó, enfatizando la importancia de la experiencia en el comercio internacional.El impacto económico es innegable. México, cuya economía depende en un 80% de las exportaciones a EU, enfrenta riesgos de recesión si los aranceles persisten, según proyecciones de la OCDE.
Los costos, absorbidos inicialmente por importadores estadounidenses, comienzan a trasladarse a los consumidores, lo que podría elevar la inflación. Mientras tanto, la incertidumbre persiste ante la revisión del T-MEC, con México buscando negociar exenciones para atenuar el impacto en sectores estratégicos como el automotriz y el manufacturero