La economía de América Latina y el Caribe crecería un 1.8% este año, en medio de la incertidumbre geopolítica global y condiciones financieras restrictivas, según informó este martes la CEPAL.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ajustó su pronóstico a la baja, desde la expansión del 2.1% proyectada en mayo. «Este modesto crecimiento económico en la región sigue condicionado por un contexto internacional incierto, caracterizado por una alta inflación y tasas de interés globales elevadas», indicó el organismo.
Este panorama ha reducido la demanda externa y mantenido las condiciones financieras restrictivas. En su informe regional, la CEPAL detalló que el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil crecería un 2.3% este año, sin cambios respecto a la estimación de mayo, mientras que el de México avanzaría un 1.9%, una revisión a la baja desde el 2.5% previsto anteriormente.
Por otro lado, se espera que la economía de Argentina se contraiga un 3.6%, la de Colombia crezca un 1.3%, y las economías de Chile y Perú se expandan un 2.6%.
El organismo explicó que la política monetaria restrictiva tiende a reducir la demanda interna y deprimir la inversión, que ya está en declive, mientras que la política fiscal tiene menos margen debido a la mayor carga del servicio de deuda pública. «Estos factores, junto con las expectativas de una menor dinámica en la demanda externa, mantienen a la región estancada en una trampa de bajo crecimiento», afirmó la CEPAL.
A pesar de que la inflación ha disminuido sostenidamente en la región desde su punto máximo a mediados de 2022, se prevé que la inflación mundial se mantenga alta en 2024 y 2025. El dinamismo de las exportaciones y de la actividad económica en la región depende en gran medida del impacto de la desaceleración económica en sus principales socios comerciales.
Aunque el consumo privado sigue siendo el principal motor del crecimiento regional, este se ve afectado por la pérdida de poder adquisitivo de los hogares, en un entorno de baja productividad laboral y escasa creación de empleos formales.
Para 2025, se proyecta un crecimiento mayor del 2.3%, impulsado principalmente por Sudamérica. «Para superar la trampa del bajo crecimiento y crear empleos de calidad, es esencial implementar políticas macroeconómicas y de desarrollo productivo que fomenten la inversión y la productividad, y que permitan alcanzar un crecimiento inclusivo y sostenible», concluyó la CEPAL.